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El fin de semana ha trágico para el mundo de los banquillos. El viernes se marchó Tito Vilanova, al que un cáncer frustró todos sueños. El domingo nos dejó Vujadin Boskov. Los dos, a su manera, han dejado su particular sello. Hay carreras que se pueden resumir en un palmarés o en algunas frases.

El fin de semana ha trágico para el mundo de los banquillos. El viernes se marchó Tito Vilanova, al que un cáncer frustró todos sueños. El domingo nos dejó Vujadin Boskov. Los dos, a su manera, han dejado su particular sello. Hay carreras que se pueden resumir en un palmarés o en algunas frases. La de Vujadin Boskov se hace en ambas. Su verbo, los que le conocieron de cerca destacan de él su buen gusto por la conversación, dejó varios titulares interesantes. Reflexiones simples, pero contundentes, como su archiconocida ?fútbol es fútbol?. No se puede decir más en tres palabras que, aparentemente, parecen tan simples. Muchos entrenadores lo han hecho suya después para justificar desde una derrota a una victoria.

Vujadin fue un hombre divertido. A pesar de su edad, 82 años, y de pasar por una dura enfermedad, nada pudo con su fabuloso punto de ironía. Quedó demostrado en una de sus otras declaraciones míticas. Fue tras perder ante el Bayern de Múnich por 9-1 en un partido amistoso. Cualquiera habría salido encolerizado, pero él se lo tomó con otro punto de vista: ?Prefiero perder un partido por nueve que nueve por uno?. Genio y figura.

?Volveré pronto??

Boskov se sentía joven, incluso para manejar las redes sociales. Su último mensaje en Twitter responde cien por cien a lo que era el serbio. ?25 de abril: "Tengo aún pequeños problemas con las diabluras tecnológicas de Internet. Volveré pronto con mis twits".

Pero Boskov no sólo fue palabras mágicas. Su pasado huele cien por cien a fútbol. Primero como jugador, en el F. K. Vojvodina, donde estuvo casi toda su vida, hasta que en 1960 se marchó a la Sampdoria. Allí estuvo sólo un año, pero le dejó marcado para siempre, como demostraría muchos años después volviendo como entrenador.  El siguiente paso fue el Young Boys de Suiza, donde jugó un año y en el siguiente compaginó las funciones de jugador con las de entrenador. Sin embargo, la F. K. Vojvodina seguía estando muy presente en su vida, y volvió allí para ser primero entrenador y luego director deportivo. En 1971 retornó a los banquillos, nada más y nada menos que a la Selección de Yugoslavia. Boskov un hombre innovador en su manera de entender el fútbol, con gusto por el contragolpe e importantes innovaciones en los entrenamientos, muchos más físicos de lo que se estilaba entonces. Precisamente la selección yugoslava fue principio y fin de Boskov, quien se retiró de los banquillos con el escudo de su selección en el pecho en el año 2000.

Dos finales de Copa de Europa

Entre medias queda una larga nómina de equipos, pasando por Holanda, España, Italia o Suiza. Su memoria quedó marcada especialmente en dos equipos. El Real Madrid y la Sampdoria. A ambos los hizo campeones en décadas distintas (a los blancos en 1980 y la Samp en 1991), con un detallado esquema táctico en el que cada jugador tenía claro lo que debía hacer en cada momento. También a la F. K. Vojvodina, con la que ganó el título doméstico en 1966. Un claro ejemplo de que Boskov fue un técnico adelanto a su tiempo, capaz de renovarse según cambiaba el fútbol.  Por dos veces, Boskov estuvo cerca de tocar el cielo ganando la Copa de Europa, pero la suerte le fue esquiva. Primero con el Real Madrid de los García en 1981.El Liverpool, en un partido muy táctico, acabó llevándose el título a Anfield.  Once años después la historia le volvió a citar en una final. Llevó a la Sampdoria a límites insospechados. En Wembley le aguardaba la gloria, aunque la ?orejona? fue para Johan Cruyff y el Barcelona. No obstante, Boskov no se fue de los banquillos sin probar bocado en Europa: ganó con la Samp la Recopa de 1990. Genio entre genios, la historia del fútbol tiene una página reservada para él.

SU TRAYECTORIA

Palmarés

Por Héctor García

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