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Oscar Cano Editorial de la Edición  94
Por Oscar Cano
Redactor de www.Futbol-tactico.com


Riquelme: se nos va un trozo de fútbol.

“Messi es el más grande, el mejor del mundo. Cristiano Ronaldo es el jugador de la Play Station, ese al que uno le arma la pierna derecha, la pierna izquierda, es alto, rápido, cabecea, hace goles de penal y de tiro libre, es habilidoso. Pero el que mejor juega a esto es Iniesta. Pienso que hace lo único que no se puede comprar ni aprender” (Juan Román Riquelme).

El hombre paciente, el jugador desacelerado, ése es Juan Román Riquelme. Deja la práctica del fútbol tristemente cuando más se necesitan futbolistas esquivos a toda razón doctrinal.

Cuando la moda se empecina en cuadricular la pelota, nos deja quien sobre la hierba hizo perder la falsa omnipotencia que parecen tener los entrenadores. Su superioridad moral retrata a quienes, desde una pizarra o un área técnica, creen influir decisivamente en lo que acontece.

Remiso a las sugerencias de este nuevo fútbol, el diez argentino prensaba el cuero con la planta del pié hasta ese mágico momento en el que sus compañeros quedaban eficazmente interconectados, y así de paso conectar a los entrenadores con su inevitable ignorancia. Muchos trataron de ningunearlo pues su fútbol siempre representó una rotunda resistencia al rígido formalismo que margina a quienes superan jugando las confabulaciones destinadas a enriquecerse a través de empobrecer el juego.

Su aparente desidia, imagino tendría que ver con la implementación de un estilo que obvia el freno, curiosamente única característica indispensable para jugar más rápido. Jugaba andando, timando con los trucos de un trilero a esos defensores dotados de musculatura externa pero de sesera poco ágil. La redonda bajo su suela siempre encontraba razones para depositarse de manera sincronizada en aquellas botas que mejor podían seguir decidiendo lo que hacer.

Cuando se retira uno de estos jugadores, irremediablemente nos quedamos huérfanos de quienes de verdad saben jugar a este deporte.



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Portada Nº 94