La Real Sociedad sorprende a las campeonas de liga y se hace con la Copa de la Reina

ATLÉTICO MADRID 1-2 REAL SOCIEDAD. Final. Copa de la Reina 2018-2019

  20/05/2019

ANÁLISIS TÁCTICO

El emplazamiento inicial de las jugadoras de José Luis Sánchez Vera fue 1-4-2-3-1 tanto en ataque como en defensa. Posteriormente, y durante el transcurso del encuentro, Vera optó por variar el sistema pasando a 1-4-3-1-2 con Jennifer Hermoso como media punta y Ludmila en punta junto Esther. En el inicio de juego de la Real Sociedad, la primera línea de presión atlética, formada por Esther y Ludmila, fijaba a las centrales, y Jenny Hermoso a la pivote defensiva. De esta manera, evitaba un inicio en corto del equipo txuriurdin por el carril central, a sabiendas de su potencial ofensivo para avanzar hacia la siente zona de juego, por este sector. En zona de creación y tras el juego directo rival, no se organizaban con garantías numéricas ni posicionales para afrontar la disputa aérea. Ángela Sosa y Amanda Sampedro se distanciaban de Meseguer, generando intervalos relevantes, que eran ocupados por las jugadoras rivales en superioridad. Además, Meseguer no identificaba con claridad la zona de disputa, con lo cual, quedaba inhabilitada para ganar la primera disputa, o hacerse con el posible segundo balón dividido. Posteriormente, y ya con el balón en posesión rival, sí mostraron una clara predisposición a interceptar las posibles relaciones interiores de las jugadoras vascas. Debido a ello, generaban espacios exteriores por donde lograron penetrar las interiores de la Real, para llegar a la siguiente zona. Amanda Sampedro y Ángela Sosa eran desequilibradas por las jugadoras de segunda línea rival, sobre todo, cuando se les movilizaba del carril central, dónde eran ayudadas por Meseguer. En zona de finalización, su última línea defensiva no se encontraba cómoda en situaciones de repliegue, esto fue debido a su actitud temporizadora a la hora de afrontar un achique de espacios sobre la poseedora con balón, que generaba espacios libres en la frontal del área, como de otra manera, sí la realizaban en posiciones avanzadas. Sus centrales Tounkara y Laia, dudaban a la hora de vigilar o fijar a Nerea, situación que aprovecharon las jugadoras blanquiazules de segunda línea, para penetrar por los intervalos entre lateral y central, y ganar la espalda dentro del área de Lola Gallardo. La guardameta erró en el primer gol encajado, al medir mal su estirada tras tiro exterior de Palacios.

En transición defensiva no tuvieron dificultades a la hora de recuperar el balón, cuando las jugadoras de la Real Sociedad intentaban conectar de manera directa sobre su efectivo más adelantado. Laia, de manera brillante, interpretaba las vigilancias sobre jugadora o espacio a la perfección en posiciones avanzadas, dando continuidad al juego de su equipo posteriormente. Pero si Palacios o Leire Baños conectaban con Cardona o Nahikari entre líneas, su reorganización se veía afectada negativamente, temporizando sobre la poseedora para replegar con garantías.

En fase ofensiva, su juego vertical se fue diluyendo tras el 1-0 de Esther. El alto ritmo de juego mostrado durante la primera mitad, fue en decadencia, no interpretando de manera correcta los espacios generados en campo rival. En inicio el juego, sus primeras relaciones sobre el carril central se veían afectadas por el dispositivo defensivo rival en bloque alto. Para evitar pérdidas innecesarias ante la presión a la que La Real les sometía, redirigían sus evoluciones sobre el carril exterior izquierdo, donde Carmen Menayo trataba de conectar con Jennifer Hermoso, o Ángela Sosa para evolucionar en el ataque con garantías. En zona de creación, realizaron un juego vertical poco fluido, que les penalizó a la hora de gestionar el desgaste físico al que fueron sometidas por las jugadoras vascas. Meseguer no encontraba a Jennifer Hermoso sobre el carril central y las interiores Ángela Sosa y Amanda Sampedro, no aprovechaban los mejores espacios de participación de manera clara, temporizando de esta manera, el juego ofensivo en su equipo. En zona de finalización fueron de más a menos, la falta de fluidez en la segunda mitad les impedía ocupar de manera racional los espacios de remate que sí hicieron en la primera mitad, donde Esther, tras centro lateral de Robles, consiguió el 1-0. Debido a ello, las situaciones de remate que consiguieron no eran lo suficientemente asépticas como para tener una buena toma de decisión final.

En la transición ofensiva directa a la que nos tiene acostumbrado Vera, no aprovecharon su pro-actividad tras la recuperaron de balón en zona de creación. Los desequilibrios defensivos que generaba la última línea defensiva rival, no eran aprovechados para llegar a zonas de remate, pasando de esta manera a realizar ataques posicionales.

Gonzalo Arconada, dispuso a su equipo tanto en ataque como en defensa en 1-4-3-2-1, situando en campo propio y poniendo el acento en el rigor y orden defensivo, sin desequilibrios entre líneas sobre los carriles interiores y central. Si el Atlético de Madrid trataba de iniciar el juego desde atrás, las jugadoras de la Real Sociedad, organizaban un dispositivo defensivo en posición avanzada y sobre el carril central, que orientaba la construcción de las acciones de ataque del equipo rival mediante disuasiones sobre Meseguer, Amanda Sampedro o Jennifer Hermoso, e impedían el juego interior rojiblanco, provocando errores en las entregas y recepciones rivales. Esto obligaba a las laterales rivales a realizar golpeos intermedios sobre Jennifer Hermoso entre líneas imprecisos, o precipitar su actuación sobre campo propio y en acoso, para impedir relacionarse con facilidad. En caso de ser superadas debían retroceder a campo propio, ralentizando el juego ofensivo de las atléticas. En zona de creación fue un equipo solidario para generar situaciones de superioridad numérica y posicional respecto al poseedor, y receptores potenciales próximos. Sus jugadoras constantemente mostraban predisposición a interceptar para evitar posibles relaciones interiores en su dispositivo defensivo, intentando disminuir los espacios de participación de Amanda Sampedro, Jennifer Hermoso y Ángela Sosa, mediante la acumulación de jugadoras en la zona activa de juego, y orientándolas hacia los carriles exteriores. En zona de finalización, y tras conceder el 1-0, su última línea defensiva dominó los aspectos defensivos individuales, con Quiñones como jugadora determinante en portería. Su anticipación, achique de espacios y velocidad de discriminación ante situaciones de acumulación de jugadoras, fueron decisivas para evitar el gol del empate rival. Además, las centrales lograban anticiparse a las acciones ofensivas de las rivales con seguridad, logrando sacar el balón de la zona de conflicto sin dudar. Su estructura defensiva en repliegue priorizó su profundidad sobre los espacios potencialmente favorables para las atacantes atléticas, evitando de esta manera situaciones claras de remate.

La transición ofensiva empleada fue directa, intentando aprovechar los desequilibrios defensivos que pudieran generar las jugadoras atléticas, a espalda de sus interiores y laterales. Cuando intentaban contactar de manera directa con Nerea, no lograban sus objetivo. De otra manera, cuando conseguían contactar con Nahikari y Cardona a espalda de las interiores rivales, activaban su oleada con más garantías y llegaban a zona de finalización.

En fase ofensiva la estructura no se modificaba, empleando un juego que evitara pérdidas de balón innecesarias en campo propio. Para ello, Quiñones buscaba las prolongaciones y temporizaciones a la espalda de las interiores en superioridad, sobre Meseguer. Arconada generaba superioridad numérica y posicional en zona de creación, con el objetivo de ganar el segundo balón y, a partir de ahí, realizar acciones verticales rápidas en campo rival. En zona de creación y tras ganar ese segundo balón, su intención era hacer llegar el balón a Nahikari y Cardona sobre los carriles interiores, donde movilizaban en superioridad a Meseguer y aprovechaban los intervalos relevantes que generaban Ángela Sosa y Amanda Sampedro, para llegar a las inmediaciones del área. En zona de finalización supo interpretar a la perfección los espacios generados en la frontal del área, para llegar a portería rival de manera directa (tiro frontal 1-1), o indirecta (desmarques de jugadoras de segunda línea y desmarques a la espalda de las centrales 1-2). Nahikari fue la jugadora que mas desestabilizó a la última línea defensiva rival. Su movilidad sin balón generaba continuas situaciones de incertidumbre en el área de Lola Gallardo.

En transición defensiva se evidenciaban distintos comportamientos según la situación de pérdida; en inicio y creación acoso al poseedor y cierre de líneas cercanas, desprotegiendo claramente el lado débil; en finalización, la temporización y repliegue a campo propio con orientaciones hacia carriles laterales, hasta lograr una agrupación de líneas sobre situaciones intermedias, les hizo controlar las peligrosas transiciones ofensivas de las jugadoras madrileñas.

LAS CLAVES

  • La buena interpretación de las vigilancias ofensivas previas a la pérdida del balón en posiciones adelantadas, por parte de Laia Aleixandri. Su actitud proactiva la habilitaba para recuperar el balón, tanto en vigilancias sobre espacios, como sobre jugadoras. De esta manera, su equipo pudo recuperar con prontitud la posesión del balón.

  • El despliegue ofensivo en altas intensidades al que nos tiene acostumbrado las jugadoras del Atlético de Madrid. Tras el robo de balón, las tres medios, no conseguían contactar con Jennifer Hermoso entrelíneas, ni con Ludmila en profundidad, perdiendo de esta manera efectividad en la fase donde son más decisivas.

  • La efectividad en fase ofensiva y zona de finalización de la Real Sociedad. La jugadoras de Gonzalo Arconada consiguieron batir a Lola Gallado en dos ocasiones, y generar incertidumbre en sus llegadas al área rival.

  • La perfecta interpretación por parte de Quiñones y su última línea defensiva, de las situaciones técnico-tácticas rivales en el área de meta. Las defensoras, a partir del 1-0, generaron superioridades numéricas y posicionales que impedían remates claros, por parte de las atacantes rivales.

  • La errónea gestión de los espacios generados por parte de las jugadoras del Atlético de Madrid, en fase defensiva y zona de finalización. Un repliegue excesivo por parte de su última línea, junto a un marcaje permisivo sobre la poseedora del balón en la frontal, ampliaba las opciones de pase o tiro de la misma.

La disposición táctica utilizada por José Luis Sánchez en fase defensiva fue 1-4-2-3-1 en bloque medio, con marcaje zonal y una actitud de acoso sobre la poseedora del balón, cuando ésta intentaba incurrir por el interior de su dispositivo defensivo. Durante el transcurso del encuentro, cambió la disposición de su equipo a 1-4-3-1-2, acompañando Ludmila a Esther en punta, y dejando la media punta para J. Hermoso.

En fase de transición ofensiva y tras la pérdida del balón en campo rival por parte de sus compañeras, Laia Alexandri supo interpretar a la perfección las vigilancias ofensivas previas, que le facilitaron las posteriores recuperaciones de balón. La central supo discernir entre las vigilancias sobre una rival y sobre un espacio, adecuando sus comportamientos, para dar continuidad al juego de su equipo.

Durante la primera mitad del encuentro, en fase de ataque y zona de finalización, Esther González supo aprovechar los espacios interlineales generados dentro del área de meta, tras la llegada en profundidad y centro lateral de Kenti Robles por el carril exterior derecho, para conseguir el 1-0. El reparto de espacios de remate por parte de las atacantes rojiblancas, facilitaba situaciones claras de primeros remates.

En fase de ataque y zona de creación, Jennifer Hermoso fue la jugadora referencia a la hora de aclarar las situaciones de ataque por el carril central. Sus desmarques de apoyo sobre la poseedora del balón en campo propio, favorecían una continuidad segura en el juego de ataque de su equipo. Posteriormente, y tras anticiparse a su par, debía valorar entre un dificultoso pase interior por el posicionamiento rival, o un pase seguro sobre el carril exterior, decantándose por este último.

Durante la segunda mitad del encuentro, en fase de ataque y zona de finalización, las atacantes rojiblancas no fueron capaces de aprovechar las situaciones de remate de una manera efectiva. Al llegar a zonas de remate, la precipitación a la hora de interpretar los espacios, movimientos de las compañeras, ejecución técnica de los remates, y la gran actuación de Quiñones, evitaron poder aumentar el marcador.

El emplazamiento empleado en fase defensiva por Gonzalo Arconada fue 1-4-3-2-1, sin variar en fase ofensiva. Su ubicación prioritaria fue en campo propio, priorizando el cierre de líneas interiores, y realizando un marcaje combinado. Su dispositivo defensivo trataba de ralentizar el ritmo de juego atlético, hasta llegar a campo propio. Justo ahí, su actitud cambiaba y realizaba un férreo acoso sobre la poseedora del balón, con el objetivo de impedir que sus relaciones cercanas fueran cómodas. Las ayudas defensivas entre jugadoras colindantes fueron esenciales para no permitir un fluido juego rival.

En fase ofensiva e inicio de juego, la Real Sociedad trataba de hacer llegar el balón de manera directa sobre la zona de sus interiores, donde generaban superioridad numérica y posicional sobre la línea medular rival. En dicha zona, y tras ganar el duelo, intentaban hacer llegar el balón a la jugadora mejor situada, para que aprovechara los espacios generados.

En fase de ataque y zona de finalización, las jugadoras de Gonzalo Arconada, supieron interpretar los espacios generados en la frontal del área rival para realizar tiros exteriores, y así conseguir el gol del empate. Observamos como Kiana Palacios aprovecha el repliegue excesivo de la última línea defensiva rival, y la distancia con su oponente directa, para realizar un golpeo potente que entra en la portería de Lola Gallardo, tras error.

En fase defensiva e inicio de juego rival, el dispositivo defensivo generado por las jugadoras de La Real en avanzado, dificultó la evolución del juego de ataque rival en campo propio, por el carril central. La primera línea de acoso dejaba libre al la lateral rival, con el objetivo de que conectaran con ella. Justo ahí, Iraia fijaba a Ángela Sosa, obligando a la poseedora a no jugar de manera segura y en largo, o esperar la ayuda de Jennifer Hermoso.

La Real Sociedad, consiguió el gol de la victoria aprovechando los espacios libres generados sobre la espalda de las centrales rivales dentro del área de meta, para batir a Lola Gallardo. Leire Baños, a través del intervalo generado entre Laila y Carmen Menayo, realiza un desmarque de ruptura en profundidad, para recoger el pase de Kiana. A su vez, y tras recibir su compañera, Nahikari, se distancia de su par, quedando habilitada para rematar a gol.

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