Leyendas del Fútbol

JAIRZINHO: El Huracán del Botafogo

Jairzhino, un extremo hábil y potente formó parte del posiblemente el mejor equipo de la historia del fútbol según muchos, la Brasil de Pelé de 1970. Campeón del Mundo y, junto a el uruguayo Ghiggia, el único que ha conseguido marcar en todos los partidos disputados en una Copa del Mundo. A pesar de haber defendido la camiseta del Botafogo durante trece temporadas, fue un trotamundos del fútbol sin importarle la grandeza del club donde decidiese jugar, ya que siempre defendió que su alegría era el jugar, sin importar dónde y con quién lo hiciera. Un grande a la sombra de un Pelé que acaparó todo el protagonismo.

  09/05/2016

Una estatua de bronce de dos metros y medio de altura sobre un pedestal de otros dos metros es el homenaje que el Botafogole hizo a uno de sus insignes jugadores para reconocer su trayectoria en el club, no en vano acompaña a la otra estatua de otro grande del club, Garrincha, por lo que todo el mundo en la época señaló a Jair Ventura Filho, Jairzinho, como el heredero natural de su fútbol, como su sucesor. De niño ya mostró un talento espectacular, destacando en edad juvenil a principios de los años60, con lo que pronto se hizo un hueco en la élite brasileña del balonpié. Tuvo el privilegio de jugar y trabajar junto a jugadores como Nilton Santos, Quarentinha, Amarildo, Didí, Gerson y, por supuesto, Garrincha, por lo que el joven Jairzinho se encontró el ambiente perfecto para aprender a convertirse en uno de los mejores delanteros del mundo del deporte rey. Es verdad que para algunos puristas la categoría de Jairzinho como futbolista ha sido muy discutida a lo largo de los años, incluso el mismo Pelé, compañero suyo en la Brasil de los 70, no le incluyó en su lista de los 125 jugadores de la historia, a pesar de la viatl importancia que tuvo en la consecución de la Copa del Mundo de 1970. En el club de sus amores, el Botafogo, llegó a disputar 413 partidos en los que consiguió 186 goles. Con la elástica brasileira anotó 42 tantos en 104 partidos repartidos en los tres mundiales en los que participó (1966/1970/1974), siendo el único jugador en marcar en todos los partidos de un mundial, en los siete que disputó en 1970 alzándose con el trofeo al goleador del torneo. Sus vitrinas albergan una Copa de Brasil en 1968, dos Rio-SP 2 del torneo en 1964 y 1966, dos Campeonatos Carioca en el 67 y 68 con Botafogo, una Libertadores con Cruzeiro en 1976, un Campeonato de Venezuela en 1977 con Portugués, dos Campeonatos bolivianos en 1979 y 1980 con Wilstermann, y una Copa del Mundo con Brasil, la de 1970. A nivel individual fue elegido mejor jugador del Campeonato Carioca en 1967 y 68, mejor jugador del torneo Río-SP en 1966, el 27 mejor jugador del siglo XX por World Soccer en 1999, y fue incluído en el once ideal de la Copa del Mundo de México 1970.

El Futbolista

Formado en su niñez en los campos de tierra, en los descampados, en plazas y en la calle, todos estos lugares el permitieron mejorar su rendimiento técnico y la habilidad que te da opciones para intentar llegar al máximo nivel. Jairzinho tenía una potencia física envidiable, con una velocidad y fuerza de explosión brutal, que combinada con un disparo letal, le llevaron a ostentar el sobrenombre de "Huracán". Destacó por la libertad en su juego, por su inteligencia y creatividad, y por ser un gran ejecutor de tiros libres. Los defensores no tenían aliento para ir tras un futbolista lleno de energía y explosivo en sus acciones. Jairzinho era magnífico con el balón en los pies, mostrando una excelente técnica individual y una destreza en la gambeta, en el regate, que le permitía buscar situaciones para ensayar sus famosos e imparables disparos cruzados. Oportunista y veloz, pasó a la historia por su enorme talento en el terreno de juego. Jair empezó a jugar en un club llamado General Severiano, para a fines de los años 50 pasar a las inferiores de uno de los clubes más importantes de su país, el Botafogo.

El Botafogo

En la primera etapa en las filas del Botafogo, donde debuta en 1961 con 17 primaveras, Jairzinho desempeñó su labor hasta 1974. En el popular cuadro carioca jugaría durante más de una década erigiéndose en uno de los grandes ídolos del club, reemplazando en el corazón de su hinchada al mítico Garrincha. En el equipo de su vida, en su casa, llegaría a acumular 413 partidos hasta comienzos de la década de los70, ganando los torneos cariocas de 1962, 1967 y 1968, además de la Copa de Brasil en el 68, torneo que sería el antecesor del actual Brasileirao. Levantó a su vez, en tres ocasiones el prestigioso trofeo “Río – Sao Paulo” en las temporadas de 1962, 1964 y 1966. De esta manera, desarrollando su creativo y veloz juego, se convirtió en el ídolo y jugador franquicia de un Botafogo que vivió su "época dorada" con futbolistas de la talla de Gérson, Amarildo o Nilton Santos. Desde 1966 hasta 1970 fue uno de los mejores delanteros de Brasil y un verdadero terror para los rivales. Tras su estelar aparición en el Mundial de México, el futbolista firmó un gran contrato con el club albinegro escalonamiento,afirmándose como la estrella del equipo y regalando partidos memorables como la derrota histórica sobre el Flamengo por seis a cero en 1972 con un "hat trick" de Jairzinho. En el 74, y después de ganarlo todo con su Botafogo, inició su aventura por otros paises y clubes, aunque en 1982 y a punto de su retirada, retornó brevemente al club de sus amores para después, fundar una escuela de fútbol en su pueblo y dedicarse a transmitir sus conocimientos. Jairzinho siempre se ha mantenido en el corazón de la hinchada del Bota, y tuvo la demostración en el homenaje que en 2006 le ofrecieron, sacando una camiseta conmemorativa con su nombre en letras doradas y con su tradicional dorsal número 7, el que lució en toda su carrera en el Botafogo. 

Olympique de Marsella y Cruzeiro

En 1974 dice adiós momentaneamente al Botafogo brasileño tras trece temporadas vistiendo su camiseta para recalar, en la que sería su breve aventura europea, en el Marsella, donde jugaría una sola temporada. En total llegó a disputar 18 partidos convirtiendo 9 goles. Su aportación futbolística no fue la esperada ni siquiera significativa, achacando al clima y al idioma su inadaptación, lo que le llevó hasta situaciones tan impropias de él como la agresión a un juez de línea, lo que precipitó su traspaso al Cruzeiro y su vuelta a tierras brasileñas.

Jairzinho, pasó a vivir, allá por 1976, en Belo Horizonte para defender la camiseta del Cruzeiro, institución que si bien era importante dentro del panorama del país vecino, lejos estaba de tener la preponderancia actual. Por ello, puede decirse que el astro brasileño contribuyó a que ello empezara a cambiar, ya que fue parte importante de la obtención de la primera Copa Libertadores en la historia del club, además de conseguir el Campeonato Mineiro de 1975. Con 31 años de edad, Jairzinho aún daba trabajo a los defensores con su talento y velocidad. La principal prioridad del equipo fue la Copa Libertadores, y el equipo no defraudó, eliminando al Internacional, al Olimpia y Sportivo Luqueño de Paraguay, al LDU de Ecuador y Alianza Lima. El equipo azul confirmó su calificación para la final de la Libertadores ante Argentino de la Plata, forzando un tercer partido disputado en terreno neutral, en el Estadio de Chile. Cruzeiro se impuso por tres goles a dos dirigido magistralmente por Jairzinho, para conquistar la primera Libertadores de su historia. Como campeón de América, Cruzeiro se enfrentó al poderoso Bayern Munich campeón de la Copa de Europa, perdiendo por un global de dos a cero e iniciandose una etapa menos prolífica para los brasileños. 

Otros clubes

En la campaña de 1977 sale en dirección a Venezuela, donde ficha por el Portuguesa venezolano,consagrándose como campeón de liga y máximo goleador de la misma. Ya en la siguiente temporada, en la de 1978, Jairzinho jugó en algunos equipos de menor peso futbolístico de América del Sur y Brasil, recibiendo algunas criticas por haber militado en varios clubes sin tradición, pero él siempre se defendió con un argumento irrefutable: su alegría era jugar al fútbol, sin importa dónde y con quién lo hiciera. Así retornó a su patria para ser parte de los modestos Esporte Club Noroeste en el 78/79 y Nacional de Manaus en 1979, dos clubes que en esos tiempos formaban parte del Brasileirao, aunque ahora juegan en divisionales menores de las diferentes categorías del fútbol brasileño. En 1980, cuando tenía ya 36 años, Jairzinho fue tentado por la directiva del Jorge Wilstermann de Bolivia, y decidió quemar sus últimos cartuchos como profesional en el débil fútbol boliviano. Pese a su corta permanencia en Bolivia, Jairzinho fue uno de los jugadores que, por su trayectoria y por lo que mostró, dejó una imagen memorable. Cuando aceptó la oferta del club cochabambino el futbolista brasileño acababa de cumplir 36 años. Su debut en la Liga ocurrió en Potosí, y al final de campaña había logrado marcar 16 tantos en el certamen liguero del que Wilstermann fue campeón indiscutible. Su aportación fue espectacular para que en las dos temporadas en las que militó en el Wilstermann, éste se alzara con dos títulos ligueros consecutivos, además de llevar a los bolivianos a su primera clasificación histórica para una semifinal de la Libertadores. Un paso breve y anecdótico por el club ecuatoriano 9 de Octubre en 1982, le sirvió como puente para culminar su regreso a casa y acabar esa misma temporada en Botafogo, donde colgó las botas definitivamente. 

La Selección Nacional Brasileña

Con la selección brasileña, Jairzinho acumuló 107 encuentros en los que anotaría un total de cuarenta y cuatro goles. Participó en los mundiales de Inglaterra 1966, México 1970 y Alemania 1974, aunque en México fue donde se encumbró como una de las figuras de la Brasil campeona del Mundo. Ni en el Mundial del 66 ni en el del 74 rindió al nivel del 70. En las Copas del  Mundo que disputó, acumuló 1430 minutos y siempre fue titular. Jairzinho es el único jugador de la historia de Copas del Mundo en marcar en todos los partidos de una misma edición, aunque no fue el único campeón del mundo que anotó en todos sus partidos de un torneo, ya que el uruguayo Alcides Ghiggia hizo lo mismo en 1950, aunque sólo disputó cuatro encuentros. En el Mundial de Inglaterra, Brasil aterrizó como favorito indiscutible rodeado de una aureola de admiración y preparado para conquistar el título por tercera vez. Si lo conseguía tendría el derecho de quedarse en propiedad con la Copa Jules Rimet. Pero antes que echara el balón a rodar, las aspiraciones de los brasileños sufrieron el primer contratiempo: la estatuilla de oro desapareció. Scotland Yard ofreció sin éxito una recompensa de 6.000 libras esterlinas para recuperarla hasta que un perrito, de nombre Pickles, encontró la Copa escondida en el jardín de un ciudadano de Norkfold, David Corbett, ignorante de poseer el tesoro. Pickles cobró la recompensa en comida canina para el resto de su vida. La policía nunca supo quiénes habían sido los autores del robo. El técnico Vicente Feola llamó a Jairzinho para integrar el equipo que disputó este Mundial de Inglaterra 1966. Fue titular en los tres encuentros que jugó una decepcionante Brasil que fue eliminada en la  primera fase después de caer sucesivamente con Hungría y Portugal. La mezcla de veteranos y jóvenes promesas no dio los resultados esperados, por lo que el jóven Jairzinho debió prepararse para una nueva oportunidad que aparecería cuatro años más tarde. En el Mundial del 70, "su" Mundial, Jairzinho acudió después de recuperarse de una pierna derecha rota dos veces. Sus siete goles anotados lo colocaron como segundo máximo goleador del torneo tras el "killer" alemán, Gerd Müller, que celebró 10 dianas. En México “Furacao” o "Huracán" fue genio y figura, más allá de que en el recuerdo quedó la magia de lo que ese Brasil campeón ofrecía en forma colectiva. En los seis partidos jugados, anotó, como ya hemos dicho, siete goles, dentro de un equipo de ensueño y considerado uno de los mejores, sinó el mejor, de la historia, con Rivelino, el de la zurda poderosa, como extremo izquierdo; Gerson, el cerebro multifacético, por el costado derecho; Tostao, listo para colarse entre los defensores por el carril central; Jairzinho, con su endiablada gambeta, como extremo derecho; y Pelé con libertad de movimientos siendo el alma, motor y genio destacado de la "canarinha". En su última cita mundialista, la de Alemania en 1974, Jairzinho cambió la banda por el eje del ataque, y en esta posición, unida a su deficiente forma física, apagó las luces de las carreras, de los regates y de los goles que lo habían convertido en el mejor jugador del campeonato mundial anterior. En Alemania sus movimientos lentos y su posición centrada y retrasada no mejoraron la decepcionante actuación brasileña. De los cinco dieces que habían formado la legendaria delantera del 70 solo quedaban dos: Rivelino y Jairzinho, y fueron insuficientes para revalidar el título. Jair volvió a disputar todos los partidos de su selección y pudo celebrar un par de goles,  pero esa selección no pudo con el campeonato y se diluyó en el cuarto puesto final. 

La retirada

Jairzinho estuvo jugando al fútbol hasta 1982 cuando decidió colgar las botas considerando que había llegado el turno de transmitir su sabiduría a los que empezaban fundando una escuela de fútbol. Antes, intentó comenzar una carrera como entrenador, pero fracasó. Trabajó en los equipos juveniles y fue responsable del descubrimiento, en la juventud de San Cristóbal-RJ de Ronaldo Nazario de Lima como su máximo logro con los chavales. Hoy en día, Jairzinho continúa trabajando en la Escolinha Jairzinho huracán, cuyo objetivo es ayudar a los jóvenes desfavorecidos de diferentes comunidades de Río de Janeiro. "Lo fui todo con el balón en los pies y siento que debo devolver algo. Vengo a mostrarles que el deporte y el esfuerzo representan unos grandes ejemplos para poder salir adelante. Sigo ligado al fútbol y lucho por formar hombres de bien, por la integración y el respeto", dice a todo aquel que le escucha el "Huracán del Botafogo"... Excelente futbolista y mejor persona. 

 

 

 

 

 

 

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