Leyendas del Fútbol

Adiós a CARLOS ALBERTO, el gran capitán.

Carlos Alberto falleció el pasado 25 de octubre a los 72 años por un infarto. El brasileño fue un jugador único, capitán de la mítica canarinha del Mundial de 1970 y autor del gol de unos de los goles más bellos del campeonato. Repasamos ese campeonato a través de la entrevista que concedió a Magazine Fútbol Táctico en su número 14.Su recuerdo nunca morirá.

  27/10/2016

Redacción: Héctor García

Si existiera un manual de cómo debe ser un capitán de un equipo de fútbol estaría ilustrado con la foto de Carlos Alberto. Él fue el gran capitán de la Brasil del 70, un equipo único que enamoró al mundo con su juego, y del país del fútbol. Desgraciadamente se marchó el pasado 25 de octubre por un infarto. Tenía 72 años, un duro golpe para todo el fútbol mundial que no esperaba que uno de los grandes se fuera tan pronto. No obstante, su figura permanecerá inmutable al tiempo, incrustrada en la historia del deporte rey.

Carlos Alberto modernizó la posición de lateral derecho: "Fui uno de los que inició esa manera de jugar del lateral saliendo mucho para el ataque. Yo jugaba siempre de esa forma. Cuando era juvenil en el Fluminense, después en el Santos… Siempre de esa manera, lo que hacía que los entrenadores se volvieran locos. Recuerdo que todos me decían ‘vuelve, vuelve, tienes que defender’. Pero Zagallo inventó la forma en la que yo pudiera liberarme de defender, y fue que Everaldo o Clodoaldo cubrieran mi zona cuando atacaba. Después de mí llegaron más laterales con esa forma de jugar, tanto por el lado derecho como en el izquierdo. La pena es que algunos laterales confunden un poco la misión de apoyar el ataque. La función es apoyar en el ataque, ya que el lateral no es atacante. Si fuese una función de ataque pon un delantero en lugar de él. Pero hay muchos que creen que son atacantes y se pasan el partido driblando y driblando, dando la oportunidad al adversario de hacer un contraataque. Es una pena que los entrenadores no orienten mejor a los laterales, en el sentido de interiorizar que ellos vienen desde detrás como apoyo, no como atacantes”.

El gol de Carlos Alberto

Suyo es uno de los goles más bonitos en la historia del campeonato del mundo. Ese derechazo directo al corazón de Italia, dibujado después de una jugada coral de la mejor Brasil que haya visto el mundo, la de los 'Cinco 10'. Félix; Marco Antonio, Carlos Alberto, Brito, Piazza; Clodoaldo, Gerson, Jairzhinho, Rivelino; Pelé y Tostão. Un once que se recita de memoria, con Carlos Alberto como capitán. Un equipo que acabó aplastando a todos sus rivales en las segundas partes. “Fue la gran clave de nuestro gran campeonato. No importaba que hubiera pasado en la primera parte. Todos sabíamos que al llegar al vestuario nos esperaba la charla de Zagallo, quien nos haría reaccionar”, apuntaba Carlos Alberto en la entrevista que hizo con Magazine Fútbol Táctico hace dos años. En ella recordaba cómo empezó todo: “La concentración empezó un mes antes del campeonato en Guadalajara, la que fue nuestra sede. Y lo hicimos con la lección clara de lo que había pasado cuatro años antes en Inglaterra, donde el físico de los equipos europeos pudo con la selección brasileña. Eso nos obligó a realizar un gran trabajo muy duro, con largas y exhaustas sesiones de entrenamiento, pero nadie se quejaba. Nuestra misión estaba clara: ganar el Mundial”.

En ella también narraba en primera persona cómo fue ese gran gol ante Italia: "Fue una jugada al final del partido. Teníamos la victoria prácticamente garantizada, ganando 3-1 y con tan solo cuatro minutos para el final del partido. Italia ya había bajado los brazos y nosotros teníamos el dominio total del encuentro, así que era cuestión de esperar a que el árbitro pitara el final del partido para poder celebrar el campeonato del mundo. Pero en ese momento nos encontramos con una situación que sabíamos que podía ocurrir en cualquier momento, y era que la selección italiana se descolocase tras un ataque. Teníamos muy estudiado lo que debíamos hacer si aparecía esa oportunidad: un movimiento de Rivelino, otro de Jairzinho y Tostão se iba al lado derecho de la defensa italiana abriendo un espacio grande donde yo pudiese llegar y esperar el pase para finalizar. Lo intentamos buscar en varias ocasiones durante la final, pero no salió hasta el final, donde sabíamos que con Italia buscando un gol a la desesperada podía ocurrir. Y apareció para que yo pudiese terminar la Copa del Mundo marcando por lo menos un gol que además es un tanto del que todo el mundo habla”. Sin duda el mejor recuerdo de su carrera, que comenzó en el Fluminense en 1963. También jugó en el Botafogo y Flamengo pero sobre todo fue compañero y amigo de Pelé en Santos y también en el Cosmos, el experimento futbolístico neoyorquino de los años setenta: permanecería en él hasta 1982, cuando dejó de jugar. "Estoy triste por la muerte de mi amigo, mi hermano, Carlos Alberto, nuestro querido capitán", lamentó El Rey del Fútbol. "Desgraciadamente, tenemos que entender que la vida sigue adelante".

"El recuerdo de aquel partido es el mayor que tengo de toda mi carrera como jugador de fútbol. Lo tuvo todo: un gol marcado en una final de la Copa del Mundo, recoger como capitán de aquella gran selección el título de mejor equipo del mundo, encumbrar de forma definitiva al fútbol brasileño… Son todo grandes recuerdos de ese partido”, nos señalaba Carlos Alberto, quien todavía entonces se emocionaba por este tanto y lo que representó para todo el equipo. Como capitán, Carlos Alberto tuvo que soportar toda la presión de liderar a un equipo plagado de estrellas y favorito para el triunfo. Los momentos más duros llegaron antes de esa final ante Italia: “Están llenos de presión, de nerviosismo, porque jugar una final de un campeonato normal ya es una cosa muy complicada, así que imagínese lo que significa jugar la final de un Mundial. Recuerdo que todos estábamos muy nerviosos antes del partido, pero ocurrió algo al inicio del encuentro que me llamó la atención. Como era costumbre, antes del saltar al campo hablamos entre nosotros y todos, sin explicación alguna, se habían calmado. Obviamente sentíamos la presión, especialmente porque nos enfrentábamos a una selección muy dura, y sabíamos que iba a ser un encuentro muy duro, sin embargo la sensación era  muy distinta a la que se había vivido en el hotel. En ese momento solo pensábamos  en jugar al fútbol y centrarnos en un rival tan duro como Italia”.

"Pelé era el líder"

Carismático, pero modesto. Así era Carlos Alberto como persona y futbolista. Era el capitán de esa selección, pero reconocía que el "liderazgo lo tenía Pelé. Eso era indiscutible. Yo tuve la suerte de jugar doce años de  mi carrera de jugador al lado de Pelé; todo un privilegio. Y yo le vi cosas que, estando a su lado, no creía. Para mí, sin ninguna duda, fue el número uno. Lógicamente ha habido jugadores de grandísimo nivel, pero ninguno con el de Pelé. Al margen de Maradona luego hay un futbolista que no entiendo que su nombre no salga tanto cuando hablamos de los mejores de la historia, y es Johan Cruyff. El holandés era extraordinario. En fin, son muchos: Di Stéfano, Puskas, Jairzinho… Y hoy en día Messi o Neymar. Todos muy buenos, aunque ninguno llega a Pelé; para mí fue lo máximo”, destacaba el mejor lateral derecho de la historia, quien no olvidó nunca lo que supuso jugar con sus compañeros en ese Mundial: “Éramos unos grandes jugadores, una de las mejores generaciones del fútbol brasileño, con tantos buenos jugadores que todos no entrabamos en la selección. Fíjese, se quedaron fuera jugadores como Lopes o Djalma Dias, que en mi opinión era el mejor defensa de Brasil, pero no fue ni convocado para jugar la Copa del Mundo. El triunfo en México también es parte del trabajo de Zagallo, quien consiguió juntar una generación extraordinaria de jugadores. El entrenador lo tenía todo pensando, y siempre para mejorar al equipo. Así lo hizo con Rivelino. Al principio muy pocos entendieron que jugara, ya que teníamos a Paulo César y a Edu en esa posición, pero Rivelino tácticamente se adaptó bien a aquella función que Zagallo le pidió y todo el equipo ganó en confianza. Luego teníamos a un futbolista como Jairzinho. No muchos jóvenes se acuerdan de él, pero afirmo con seguridad que era el Neymar de su época. Hizo goles en todos los partidos. Además estaban Pelé, Tostão, un futbolista con mucha inteligencia, Gerson, muy serio equilibrando el equipo; Clodoaldo, siempre perfecto guardando la posición para darme libertad para salir al ataque; Everaldo, él estaba en el otro y cuando yo subía él se quedaba para no desguarnecer la defensa. Tampoco me quiero olvidar de los dos defensas centrales, Brito y Piazza, quienes jugando de manera muy eficiente eran dos jugadores brillantísimos. Y mucha gente dice que el punto flaco de nuestro equipo era nuestro portero Felix, pero era el mejor portero de Brasil. Recuerdo algunos partidos que nosotros ganamos gracias a sus paradas. No puedo dejar de acordarme del partido contra Inglaterra, que fue el partido llave para que llegásemos a la final y Felix salvo a nuestro equipo de la derrota”.

Una Brasil que para Carlos Alberto tenía "la unión de un grupo. Cuatro años antes, en Inglaterra, Brasil había sorprendido por el físico de los equipos europeos, y nosotros sabíamos que necesitábamos llegar de la mejor manera posible a México si queríamos ser campeones. Así que trabajamos muy duro de la mano del fallecido, Edmilto, preparador físico de la selección. Antes de cada entrenamiento él nos  mostraba lo que teníamos que buscar en cada tipo de entrenamiento para alcanzar un rendimiento que nos dejó en condiciones de ganar todos los partidos en el segundo tiempo, como sucedió en la Copa del Mundo. Todos los jugadores lo entendimos perfectamente y  su empeño fue extraordinario. Ninguno se quejaba a pesar de la dureza porque creíamos en el mensaje de Edmildo. “Tienes que estar bien, tenemos que estar bien para ganar esa copa del mundo”, nos decía.  Y así fue. Yo no sé qué pasaba, pero cuando salías del campo tras el partido nadie se quejaba por el cansancio. Fue la parte predominante para que nosotros alcanzásemos ese éxito. La gente dice que fuimos la mejor Brasil de la historia. Yo me quedo con la felicidad de haber sido para importante de ese equipo, principalmente por haber tenido el honor de capitanear aquel equipo con grandes jugadores. Yo por entonces tenía solo 25 años, el capitán más joven de la historia en levantar el trofeo. Para mí fue un honor”. Una imagen que le convirtió en inmortal: “En Brasil y en todo el mundo, los niños sueñan con jugar alguna vez un Mundial con su selección. Pues ahora imagínese lo que supone el honor de capitanear un gran equipo como fue mi caso. Ser el capitán de la selección del 70, aquella que es considerada hasta hoy la mejor selección de todos los tiempos, y después del partido y en nombre del país recibir ese trofeo. Para mí es todo. Hoy en día el 90% de los brasileños me llaman por mi nombre o por capitán. Sin lugar a dudas es una cosa que me marcará para siempre”.

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