Es evidente que la crisis que tenemos en el país nos está pasando factura. Obviamente el fútbol sala no se va a escapar de tan malvada enfermedad. Los clubs están haciendo lo imposible por intentar sobrevivir y el mantenerse en la pelea ya es un éxito.
En breve se abre el mercado de invierno y vamos a ver los movimientos que se producen.
Está claro que los necesitados van a intentar salvar el cuello intentando reforzar la plantilla pero muchas veces el traer más jugadores no es sinónimo de éxito y las economías están como están y no invita a dar el paso. Está claro que este nuestro deporte está en las manos de los dirigentes que son los que tienen que obrar con cabeza y no estirar la cuerda más de lo necesario porque a la larga el perjuicio que nos va a ocasionar a todos los que estamos en este mundo, puede ser fatal.
A nosotros como entrenadores es obvio que también nos está afectando de lleno y muchas veces se hace complicado el ir cobrando mensualmente y sobre todo para la gente que está fuera de casa se va convirtiendo en un gran problema. Por el contrario, gracias a la buena salud que gozamos, a nivel de imagen fuera de nuestras fronteras, hace que seamos demandados en otros países para poder hacer nuestro trabajo.
Una vez aceptada la oferta y contando con una solvencia económica desahogada se nos pide formar un equipo lo más competitivo posible y pudiendo hacer buenas ofertas nos vamos a fijar en los jugadores de nuestra querida liga y con ello no estoy criticando esa decisión ya que al contar con los mejores jugadores es normal que nos fijemos en ellos, pero indirectamente estamos contribuyendo a una fuga paulatina de talentos que contribuyen a una pérdida de calidad de nuestra competición.
Este es el caso de nuestra última pérdida que no es otro que Vadillo. Esta clase de pérdidas perjudican claramente nuestra liga ya que Vadillo ha sido un jugador protagonista, donde ha brillado por su trabajo y por matarse por su club hasta el final y buena prueba de ello ha sido la despedida que tuvo de su afición que se volcó para darle la despedida que se merecía. Bonito detalle con lo que están sufriendo pero Vadillo se lo merecía.
Con todo esto también está en nuestras manos el intentar aportar nuevos talentos y tenemos que concienciarnos que el trabajo está en la base y tenemos que trabajar al máximo para poder hacer llegar el mayor número de jugadores posibles. Es cierto que hay clubs que ya hace tiempo que han apostado por ello, pero otros muchos tienen un déficit que hay que intentar subsanar. Espero que los dirigentes de todos los clubs, da igual de la categoría que sean, se conciencien que hay que poner buenos entrenadores en la base y apostar por un trabajo constante y bien estructurado sabiendo que sus frutos no son de un día para otro porque al final el trabajo bien hecho siempre sale.