La exigencia de la actividad deportiva y la perseverancia del deportista por aumentar su rendimiento, crean cada vez con más frecuencia problemas de sobresolicitación y de sobreesfuerzo (Lopez, 1991; Vilarroya, 1999), produciéndose un incremento en la incidencia lesional en los deportistas (Egoechaga, 2000; Olivera 2001). Provocando de esta manera la necesidad de establecer programas coordinados por un equipo de trabajo interdisciplinar de acuerdo a las necesidades individuales de cada deportista.
Durante los últimos años se observa la incorporación de diversos especialistas (psicólogos, podólogos, dietistas...) dentro del conjunto de profesionales encargados de la optimización del entrenamiento deportivo.