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Pelé, Maradona y ahora Ronaldinho. Esas han sido las tres grandes estrellas no mexicanas ovacionadas en el estadio Azteca. A sus 35 años, Ronaldinho apura sus últimos minutos en el fútbol en los Gallos Blancos de Querétaro, un club donde la estrella brasileña vive el fútbol a su manera. Hace tiempo que abandonó su físico para dedicarse a los placeres de la vida, sobre todo las mujeres y al comida, pero nunca perderá su magia. Ronaldinho puso en pie al Azteca con dos goles y un caño espectacular en la victoria ante el América. Sus compañeros, muchos de ellos no se creen que estén jugando con uno de los más grandes, le veneraron como si de un dios se tratara. Uno de ellos incluso llegó a simular que le limpiaba la bota.

Deciamos que Pelé y Maradona consiguieron también poner en pie al Azteca, ambos en citas mayores: el Mundial de 1970 y el de 1986, respectivamente. Sin embargo, ninguno de ellos provocó la ovación en casa del eterno enemigo. Ocurrió en la temporada 2006-2006, cuando brillaba el Ronaldinho más excelso. Su físico estaba afilado, también su regate, imposible de frenar. Emana fantasía por todos sus poros, contagiando a un equipo entero que años antes había vivido en la depresión. La sonrisa de Ronaldino cambió para siempre la historia moderna del Barcelona, como lo hizo muchos años antes Cruyff. Su ovación ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu fue como escalar la cima más alta, a la que nadie nunca había llegado. Lo hizo también después de marcar dos goles. ¿Y qué ocurre cuando uno alcanza la cima? Solo hay dos opciones: sobrevivir ahí con mucho trabajo y constancia o bajarse. Ronaldinho optó por la segunda opción. Siempre había acompañado al fútbol de su particular vida festiva, aunque con control. El Balón de Oro en 2005 pareció colmar todas sus expectativas; empachado de éxito y agasajado por su entorno, a veces demasiado laxo con sus caprichos, Ronaldinho abdicó. Una situación que quedó perfectamente retratada en un espectacular reportaje de Informe Robinson, de Canal +.

      

Los Gallos Blancos de Queretáro no representan ni una última oportunidad ni nada parecido para Ronaldinho. Su vida en México es sencillamente placentera, una ciudad donde disfruta de todos los lujos. Vive en la zona más acomodada de la ciudad, come lo que quiere y cuando quiere, y entrena cuando le apetece. No le importa al club mexicano. Ronaldinho es una operación cien por cien con vistas al mercado: los aficionados al club han aumentado desde su llegada, también las peticiones de entrevistas al brasileño... Y si resulta que al astro le da por brillar una tarde, aunque apenas sean cinco minutos, mejor que mejor. 

Los 400 goles de Messi

No fue el mejor partido de Messi, pero sí pasará a la historia por ser el encuentro en el que el argentino marcó el tanto número 400 con la camiseta del Barcelona. Hace tiempo que el argentino solo compite contra la historia, contra todos los records. Ya ha batido muchos de ellos y su hambre, al contrario que le pasó a Ronaldinho, parece intactar. En el club azulgrana son conscientes de que si Messi está bien en esta recta final el cuadro azulgrana podría ganar un triplete con el que nadie soñaba hace unos meses. 

@futboltactico

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