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'El Apache' marcó el penalti decisivo ante Colombia, resarciéndose del penalti que falló ante Uruguay hace cuatro años en la Copa América. Una hora antes de su gol se anunció su vuelta a Boca Juniors.

'El abrazo del pueblo'. Esa fue la portada de Olé tras la clasificación de Argentina para semifinales de la Copa América ante Colombia. Un pase que tuvo un gran protagonista: Carlos Tévez. Fueron desfilando por el punto de penalti lanzadores. Todo el mundo se cuestionaba porque Tévez no lo hacía. El Tata Martino lo explicó más tarde en rueda de prensa, afirmando que no querían poner en esa tesitura al argentino. Y es que había un antecedente muy negativo en su historial: falló un penalti ante Uruguay en la Copa América de 2011. "Yo apunto a la cabeza del portero y si entra, entra", se justificó entonces 'El Apache'. Un error por el que pagó un duro castigo: no volvería a la selecciín hasta cuatro años después, perdiéndose el pasado Mundial de Brasil.

 

Pero el fútbol es caprichoso, y quiso cruzar a Tévez con su propio destino. Era el octavo penalti de Argentina, una vez que había fallado tres antes. 'El Apache' agarró el balón para situaro en medio de un punto de penalti trillado por los tacos. Mantuvo su filosofía, colocando el balón por encima del portero. Argentina respiraba aliviada después de un partido en el que mereció mucho más, pero que tuvo que jugárselo a la ruleta rusa de los penaltis. Tévez buscó en la celebración a Romero, un auténtico 'parapenaltis', para recibir después en avalancha a todos su compañeros, algunos de ellos aún con el miedo en el cuerpo. "Nunca había pateado un penalti así antes, tenía un gran 'cagazo'", explicó en la zona mixta más tarde Lavezzi. Pura naturalidad, como lo es también el juego de Tévez. Un guerrero que a pesar de fallar ese penalti nunca ha dejado de ser el héroe de Argentina. Detrás de él se esconde una pura historia de supervivencia. "Si no hubiera futbolista posiblemente hubiera muerto de la droga o cualquier otra cosa", comentan los que le conocieron de cerca en su barrio, Fuerte Apache. Allí, con cinco años, su padre biológico recibió 23 balazos y cayó fulminado en medio de un tiroteo. A los cinco meses su madre le abandonó, siendo adoptado por su tíos.

Carlitos empezó a jugar a la pelota en el club Santa Clara, en el Fuerte, una canchita que se fundó junto con la iglesia y una radio comunitaria. En el verano de 1989 llegó al Fuerte un enviado del club All Boys que solía visitar el barrio en busca de nuevos talentos. Carlitos tenía cinco años pero fue el que más lo deslumbró. "No te lo puedo mandar porque no tiene zapatillas", le dijo Segundo. Pero el entrenador insistió: "Le puedo conseguir algunas prestadas, dejámelo llevar". Asi comenzó la historia de un delantero brillante, marcado a fuego por el esfuerzo. Una hora antes de su gol decisivo ante Colombia, Boca Juniors anunció su fichaje. Es su vuelta a casa, al lugar de donde salió y donde quiere terminar su carrera. La Bombonera ya espera a su 'Apache', quien antes tiene otra misión: ganar la Copa América con Argentina.

@futboltactico

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