En un anterior artículo repasábamos las diferencias de género existentes en la cohesión de equipo y el rendimiento y como interactuaban entre sí estos dos aspectos de todos los grupos deportivos. Hombres y mujeres perciben la realidad de forma distinta y son sensibles a todas las variables presentes en las relaciones entrenador-deportista en magnitudes diferentes.
Las relaciones en el deporte no son diferentes de las de la vida cotidiana y no atender a las diferencias psico-biológicas entre ambos colectivos nos acarrea problemas de relación y, en el caso de equipos deportivos, grandes pérdidas de rendimiento y daños colaterales en nuestras jugadoras y jugadores.
Cuando un entrenador solo ha dirigido a deportistas de un sexo y se le presenta la oportunidad de dirigir un equipo del otro, aunque hasta el momento haya tenido una carrera exitosa, no conseguirá de este grupo nada más que quebraderos de cabeza si no consigue entender la diferencia de trato que debe dispensar a cada uno de ellos. Ni en los cursos de entrenadores, ni siquiera durante los estudios de Ciencias del Deporte, se tiene en cuenta estas diferencias. La mayoría de los entrenadores tienen una carencia de conocimiento de las realidades psicológicas diferentes de hombres y mujeres.