Durante los años en que me he dedicado al estudio y a la preparación de jugadores de fútbol sala, siempre he lidiado con dos líneas argumentales de trabajo: el trabajo “sin balón” (creo que desacertadamente llamado trabajo general) y el trabajo “con balón” (también desacertadamente llamado “específico”).
Como todo, finalmente he creído conveniente mezclar ambos, ya que la especificidad en mi opinión, repito, es más cuestión del criterio que empleemos, que de encasillamientos o prejuicios; más allá de que sea con balón o sin el balón. Por ejemplo si tu equipo juega 3-1 en ataque, y en el diseño de tus sesiones y tareas se reproducen muchos pases horizontales, puedes empezar a preocuparte, ya que no estarás siendo específico en tus planteamientos. Tus jugadores practicarán muy pocos pases verticales y por lo tanto tenderán a jugar menos con el pivot, que es el objetivo fundamental de este sistema.