El pasado 11 de noviembre, Kike Boned puso un emotivo broche final a su trayectoria en la selección española, con un amistoso de homenaje ante Grecia en su querido Palacio de los Deportes. Ya hace un año que anunció su decisión de dar un paso al costado para facilitar el relevo generacional, después de casi tres lustros de servicios impecables; pero aún hoy continúa resultando difícil no echar en falta a Kike cuando juega La Roja.
Se fue con naturalidad, con la tranquilidad del deber cumplido y bien cumplido, dejando un legado que va mucho más allá de los títulos y las victorias, de lo que puede amontonarse en vitrinas. El cierre valenciano ha estado presente en todos y cada uno de los grandes éxitos de España en el fútbol sala internacional en los últimos tiempos. En enero de 1998 disputó el primero de los 180 partidos que hoy le convierten en el jugador con más comparecencias del país.